Joe Arroyo: La muerte de el Centurión de la Noche

miércoles, julio 27, 2011 1 Comment
Recuerdos de Ernesto McCausland sobre el "Centurión de la Noche". Las últimas fotos del Joe Arroyo.




El reconocido fotógrafo barranquillero Alex Riquett quiso compartir con los lectores de EL HERALDO, una de las últimas fotografías
que se tomó el Joe Arroyo, en su estudio.

A lo largo de 27 años de periodismo y amistad, conocí a muchos Joes.
Al primero de ellos lo conocí en 1984, en el llamado castillo de Boyé, barrio Abajo de Barranquilla. El músico acababa de pasar por uno de esos momentos que sólo eran posibles en su vida, un instante en que parecía haber bajado a los infiernos y de un momento a otro había terminado bañado en gloria. Como si dentro de un sólo hombre conviviera y revoloteara un enjambre de espíritus, unos angelicales, otros demoníacos.

Ya se ha contado lo suficiente de la primera parte de aquel crucial capítulo, que había transcurrido entre el día de las brujas de 1983 y este carnaval de 1984. Joe Arroyo —como si su marca de nacimiento fuera la supervivencia— había escapado a las volandas de una gravísima crisis de hipertiroidismo, en el Hospital Universitario de Cartagena, reemplazando con creces a Oscar de León en una caseta de Barranquilla. De aquellos momentos había surgido una de sus más vibrantes composiciones, *Tumbatecho*, que el artista llevó a su presentación en el Festival de Orquestas.

Tan delgado que se hacía irreconocible, muy distinto a aquel mulato corpulento que había adquirido celebridad con Fruko y sus Tesos, Joe Arroyo cantó con su voz intacta, logrando llevar al público a un estado de paroxismo sin precedentes en la historia del evento. Joe era en ese instante un canario lastimado, huesudo y sin lustre en sus plumas, que lograba sacar de adentro el trino majestuoso de siempre. Eso le valió el tercer congo de oro de su vida y el primero con su propia orquesta, La Verdad.

Al día siguiente, por la tarde, todavía en pleno carnaval, salí a buscarlo por una Barranquilla que ya comenzaba a aplacar su frenesí carnavalero. No recuerdo cómo fui a dar al famoso castillo, que en realidad era una casa muy vieja y destartalada, en la que no había un solo mueble. Alguien debió decirme que Joe vivía allí. El artista, proclive a la reclusión, salió y me atendió. Firmó un autógrafo para los lectores de EL HERALDO y dijo sentirse agradecido por el respaldo del público en el Coliseo Cubierto "Humberto Perea". Luego lo vi caminar lentamente, con la majestad de un rey, a su ruinoso castillo.

Años más tarde, en una de muchas conversaciones que sostuvimos, ya en su cómodo y refrigerado caserón de la carrera 38, —su verdadero palacio— Joe Arroyo me relataría un cuento fabuloso del castillo de Boyé, la vivienda de los años bohemios, epicentro de rumbas memorables. Según Joe, en cierta ocasión transcurría allí un fiestón, con la presencia de grandes figuras de la música. Recuerdo que Joe citó varios nombres célebres que para la época ya debían estar fallecidos, incluyendo a Ismael Rivera. Pero Joe no era precisamente un dechado en rigor histórico. Su mente le daba para todo y lo esencial del cuento —pude comprobar después— era cierto.

En lo mejor de la rumba, la cual transcurría en medio de una densa nube de sospechoso humo de color oscuro, alguien desde la ventana vio una patrulla de la policía parqueada y a un par de agentes que caminaban directo hacia la casa. El ‘campanero’ dio la alarma y todos los presentes salieron huyendo hacia el patio, volándose la paredilla y desapareciendo del lugar. Sólo quedó allí la dueña de la casa, quien desde la ventana atendió a los policías con
expresión inocente y casi estalla en risas cuando los escuchó decirle:

—Doña, ¿nos regala una jarra con agua para el radiador de la patrulla?

Joe contaba la historia con esa risa burlona que le era inherente, como si no se acostumbrara nunca a los extraordinarios sucesos de su propia vida: los tiempos en que durante el día era el niño prodigio que hacía solos en la coral de la Catedral de Cartagena, mientras que por la noche entonaba boleros y sones en los prostíbulos de Tesca, hasta que el profesor de química del colegio, conocido como "El meteorito", acudió a uno de esos antros y lo sorprendió en el escenario; o —muchos años después— la grabación del video de "Homenaje a Irene Martínez", ya después de tantos Congos y
Supercongos, el instante fatídico en que el Joe se negó a ponerse unos lentes de contacto de ultratumba en los que Sony Music había gastado mucho dinero para que su caracterización de "Hombre lobo". ("¡Uy, zona, esa vaina me puede dañar los ojos", decía Joe mientras los productores intentaban convencerlo de que no desechara aquella costosa pieza de su maquillaje.)

Resumir la vida de Joe Arroyo en cualquier obra literaria o televisiva será siempre una tarea difícil. Quizá hay vidas más simples, más sintetizables, que no marquen tan categóricamente la diferencia entre lo que se puede y no se puede contar, entre la paradoja de aquella humarada sin fin y la elocuente devoción cristiana; entre la calidez de la amistad sincera y sus súbitos afanes de confinamiento. Los 55 años que vivió Joe Arroyo, desde los tiempos en que hacía resonar su voz sublime en el tanque con el que cargaba agua en el pozo comunal del barrio Nariño, hasta su misma muerte, que no fue sino una última triste verdad en medio de una ola de viejas falsas noticias, fueron intensos. Pero el desparpajo jamás lo perdió, ni siquiera cuando regresó a su casa después de una de sus últimas hospitalizaciones y se refirió a su falso fallecimiento, uno de muchos ‘blackberrycidios’:

—Cuando me muera les pongo un pin.

De allí que es plenamente posible que —desde donde nos observa llorarlo— Joe mantenga su silenciosa risa sarcástica. En mi memoria quedan todos esos
Joes: el que ensayaba desafiante con la insólita decisión que había tomado, de hacer un *cover *de la balada *Bella sin alma*, de Ricardo Cocciante; el
que lloraba con sollozos de niño luego del horrendo atraco a que fue sometido en su propia casa, junto a su familia; el que hacía equilibrio en una canoa del río Magdalena, mientras cantaba su chandé jubiloso *Llanto ven, llanto va*; el que escribía canciones con letra de colegial, en una libreta rayada, alternando con pequeños tragos de vino, a la hora de la madrugada en que el resto del mundo perdía el tiempo durmiendo.

Era su versatilidad, la misma que conocimos en su música, esa que lo llevaba a componer igual un cumbión de alabanza que una salsa de insurrección de
negritudes. Eran las múltiples maneras de expresarse de un solo ser integral: un ser grandioso, de esos que sólo nacen una vez. Un hombre que, al irse ahora de verdad, y sin que todavía nos haya puesto aquel pin, parece estar más vivo que nunca.

Ernesto McCausland

EL HERALDO

http://www.elheraldo.co/tendencias/el-joe-que-yo-conoc-30966

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Fotos: El Heraldo, Alex Riquett

La Muerte del Gran Joe Arroyo

La Muerte del Gran Joe Arroyo

martes, julio 26, 2011 13 Comments
Falleció el gran Joe Arroyo
26 de Julio de 2011 - 07:50 am

A los 55 años, el cantante cartagenero Joe Arroyo falleció esta mañana en Barranquilla, en la clínica La Asunción, tras sufrir un paro cardiorrespiratorio, producto de una falla multiorgánica.


Arroyo González ingresó desde el pasado lunes 27 de junio a la unidad de cuidados intensivos de ese centro hospitalario, donde fue tratado inicialmente por un cuadro clínico de crisis hipertensiva, cardiopatía isquémica y diabetes mellitus con descompensación simple.
La noticia causó un enorme dolor a su esposa, hijos, familiares y seguidores, quienes a esta hora se congregan en las puertas de la Clínica La Asunción, con demostraciones de afecto.
En los próximos minutos, se darán a conocer los detalles de su velación y sepelio, respetando la última voluntad del artista, de ser enterrado en Barranquilla.
Complicaciones médicas
En todo momento, según reportaron los médicos que lo atendieron, Álvaro José Arroyo requirió control estricto y permanente para el manejo de su presión alta y glicemia.
En la última semana fue necesario practicarle una traqueostomía para mejorar su respiración. Previo a esto, los médicos intentaron retirarle los sedantes para inducirlo a que despertara y respirara por sí solo, sin ventilación asistida, pero no lo consiguieron.
A lo largo de 28 días, Joe luchó por sobrevivir, pero las diálisis diarias a las que fue sometido, su incapacidad para respirar por sí solo, la diabetes y la hipertensión arterial hicieron mella en el cuerpo del artista.
Vida familiar de novela
Pese a que su actual familia y su representante negaron en todo momento su condición médica y nunca revelaron el verdadero estado de salud del artista e incluso se atrevieron, como en un capítulo de telenovela, a desmentir y acusar a quienes dijeron la verdad, pudo más la responsabilidad social de la clínica La Asunción que informó a los medios en un primer parte médico la gravedad de sus afecciones.
Poco a poco se fue develando una trama de intereses y tensiones alrededor de la vida privada del artista y la relación de su última esposa, no solo con sus hijos sino también con los amigos del artista, que nunca fueron bien recibidos por ella.
En su momento, dos de sus hijas denunciaron que no las dejaban ver a su papá; la presión mediática logró que pudieran despedirse de Joe. Incluso, su exesposa Mary, con quien vivió 20 años, preocupada por la salud del padre de sus hijas pidió pensar primero en la salud del cartagenero, antes de cualquier presentación en los escenarios.
A esto se suma una serie de compromisos adquiridos por su representante, Luis Ojeda, no sólo en Colombia sino también en el exterior, que tuvieron que cancelarse porque el artista estaba sedado y bajo asistencia médica en una unidad de cuidados intensivos.
Incluso, amigos cercanos al Joe Arroyo dijeron que lo obligaban a cantar, sin escatimar su estado de salud, como en la última presentación en Bogotá, en junio pasado.
Éxitos en la música
La vida musical de Joe Arroyo, barranquillero de corazón, comenzó en los burdeles de Cartagena, cuando siendo un niño quiso forjar su futuro y el de su familia a través del canto.
Con 'Fruko' logró que su nombre comenzara a sonar en las emisoras y con su orquesta La Verdad cosechó, año tras año, grandes éxitos ligados en ocasiones a excesos de drogas, que le cobraron un alto precio a su salud. En más de dos ocasiones, Joe estuvo enfermo y otras tantas lo dieron por muerto.
Sus años de carrera artística los vivió al máximo y sus grandes logros musicales los consiguió en Barranquilla, resumidos en 18 congos de oro y dos supercongos de oro en los festivales de orquestas; además de los discos de oro y platino, por ventas millonarias.
Sin duda, su vida estuvo marcada por los límites y, actualmente, una versión de ella está siendo vista por los colombianos todas las noches en "Joe, la leyenda", por RCN Televisión. Y acostumbrado a decir la verdad, en una de sus últimas entrevistas dijo que "La telenovela fuera de cámaras se está poniendo más caliente", como sin duda se pondrá tras su muerte.
Hoy, el país llora a Joe, el más grande y el ausente, ese que no estará más en la tierra, que se fue a reunir con su hija Tania, pero que se queda en Barranquilla y en el corazón de todos los colombianos.
Mónica Sáez Puerta
El Heraldo
http://www.elheraldo.co/tendencias/falleci-el-gran-joe-arroyo-30963


Joe Arroyo, un hombre tocado por Dios/ Biografía


"Pasarán 300 años para que salga otro como yo", solía decir el legendario artista, fallecido hoy.

Álvaro José Arroyo González, el gran Joe, nació en el barrio Nariño, en una loma de Cartagena, el primero de noviembre de 1955. Allá se forjó el mito del niño tocado por Dios en la garganta, quien, más adelante, en la pubertad, se convirtió en la voz de los prostíbulos de La Heroica.

A los 15 años, Arroyo fue el cantante del Súper Combo Los Diamantes, en Sincelejo; a los 16, de La Protesta, en Barranquilla; a los 17, de Fruko y sus Tesos, en el país entero; y desde 1981, a los 24, de La Verdad, en los grandes escenarios del planeta.
"Humildemente, creo que soy la voz más importante de la música tropical colombiana de los últimos 40 años", sostuvo El Joe.

Y su magnitud radica en que fue parte esencial de la revolución de la salsa y del sonido 'caliente' colombiano: el inventor de un estilo (el 'Joesón'), la prueba fehaciente de África en América, el gran difusor del folclor Caribe, la alegría hecha baile, el dueño de 47 álbumes, el autor de 107 canciones y, ¡atención!, el cantante con 40 éxitos de primer lugar en diferentes listas del país. Por eso ha dicho: "Pasarán 300 años para que salga otro como yo".
De hecho, desde niño, Arroyo fue un amplio conocedor del 'sonido bestial' de los puertorriqueños Richie Ray y Bobby Cruz admiración que encontró el canal propicio en 1972, cuando cumplió el sueño de grabar sus canciones con Fruko y sus Tesos en el álbum Fruko, el bueno.

Fue así, con los rabiosos temas de Ray y Cruz Ahora vengo yo y La lluvia, como El Joe se dio a conocer. Hoy, paradójicamente, sus héroes de adolescencia graban Tania y Nadando, las primeras composiciones del cartagenero. Empate.
Una carrera gloriosa
Los años mozos
A los 15 años estrenó su apodo (El Joe) y un salario fijo. A esa edad, como cantante profesional, viajó con El Super Combo Los Diamantes a San Andrés.
Salsa criolla con estilo
'Tania', 'Manyoma', 'Confundido', 'El preso', 'El negro Chombo' y 'Los Charcos' eran los éxitos de Fruko y sus Tesos, un sonido propio para la naciente salsa colombiana de los años 70.
'En Barranquilla me quedo'
El carnaval de Barranquilla se convirtió en el escenario ideal para El Joe. Con ningún otro público pudo alcanzar tal química. 'Curramba, la bella' no sería eso sin él.
La voz de Colombia
A finales de los 70 grabó con muchas bandas, entre ellas Los Latin Brothers, Los Líderes, Los Bestiales, Los Profetas, Afrosound, Wanda Kenya y la Orquesta de Pacho Galán.
Supercongo
En los años 80, El Joe se cansó de recibir reconocimientos en Colombia, a tal punto que, después de ganar 16 Congos de Oro, decidieron darle un Supercongo especial.

Lo nuestro
A finales de los 90 y principios del siglo XXI, El Joe se dedicó a rescatar el folclor del Caribe colombiano.
Sabor

Nadie cantó como él, nadie bailó como él. El Joe fue, ha sido y será un artista único e irrepetible.

MAURICIO SILVA G.*
*Mauricio Silva G. es el autor de la biografía de El Joe Arroyo, 'El centurión de la noche'.

Con informaciones de EL HERALDO y EL TIEMPO

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Eduardo T. Gómez C.
Dr.Jekyll

Agencia Latinoamericana de Información y Prensa - ALDIP

Facundo Cabral: ¡Cuando un amigo se va!

domingo, julio 10, 2011 Add Comment


Facundo Cabral: ¡Cuando un amigo se va!

Por: Eduardo Gómez – Dr.Jekyll

09-07-2011

Con información de ALIP, EFE, AFP y Prensa Libre

Hoy temprano se recibió la noticia del asesinato del canta-autor argentino Facundo Cabral, quien fue ultimado a tiros en una emboscada en Ciudad de Guatemala. Cabral fue asesinado hacia las 5:40 am, en el sitio Boulevar Liberación, mientras se dirigía al Aeropuerto Internacional de La Aurora en la capital guatemalteca, para salir con destino a Nicaragua donde ofrecería un recital en el Teatro Nacional Rubén Darío.

En su penúltimo recital expresó: "Ya le di las gracias a ustedes. Las daré en Quetzaltenango(donde efectuó su última presentación), y después que sea lo que Dios quiera, porque Él sabe lo que hace".

Cabral se autoproclamó como un "Predicador Profano" que durante más de 57 años crítico de una manera férrea al establecimiento, los gobiernos y las costumbres latinoamericanas. Su verso siempre pacifista nunca se guardó de señalar la injusticia, la explotación, el desenfreno… por ello fue nombrado "mensajero mundial de la paz" de la UNESCO en 1996.

Alguna de sus citas:

"Borra el pasado para no repetirlo, para no tratarte como te trataron ellos; pero no los culpes, porque nadie puede enseñar lo que no sabe, perdónalos y te liberarás de esas cadenas."

"Perdona a todos y perdónate a ti mismo, no hay liberación más grande que el perdón; no hay nada como vivir sin enemigos. Nada peor para la cabeza, y por lo tanto para el cuerpo, que el miedo, la culpa, el resentimiento y la crítica (agotadora y vana tarea), que te hace juez y cómplice de lo que te disgusta."

"Llorar por la muerte es faltarle el respeto a la vida".

¿Quién le asesino?, ¿Cuáles fueron los móviles de una acción tan tenebrosa?, hasta el momento no es claro exactamente que pasó y a que obedeció una acción tan confusa como evidentemente planeada. Tal vez difícilmente se sepa, pero es claro que en nuestra América Latina, podrán matar las personas, pero nunca la idea. Nuevamente se va un amigo que nos acompañó tantas veces con su lírica y sus andanzas. Buen Remar Facundo.





          


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Eduardo T. Gómez C.
Dr.Jekyll

Agencia Latinoamericana de Información y Prensa - ALDIP

Facundo Cabral: ¡Cuando un amigo se va!

viernes, julio 08, 2011 Add Comment


Facundo Cabral: ¡Cuando un amigo se va!

Por: Eduardo Gómez – Dr.Jekyll

09-07-2011

Con información de ALIP, EFE, AFP y Prensa Libre

Hoy temprano se recibió la noticia del asesinato del canta-autor argentino Facundo Cabral, quien fue ultimado a tiros en una emboscada en Ciudad de Guatemala. Cabral fue asesinado hacia las 5:40 am, en el sitio Boulevar Liberación, mientras se dirigía al Aeropuerto Internacional de La Aurora en la capital guatemalteca, para salir con destino a Nicaragua donde ofrecería un recital en el Teatro Nacional Rubén Darío.

En su penúltimo recital expresó: “Ya le di las gracias a ustedes. Las daré en Quetzaltenango (donde efectuó su última presentación), y después que sea lo que Dios quiera, porque Él sabe lo que hace”.

Cabral se autoproclamó como un “Predicador Profano” que durante más de 57 años crítico de una manera férrea al establecimiento, los gobiernos y las costumbres latinoamericanas. Su verso siempre pacifista nunca se guardó de señalar la injusticia, la explotación, el desenfreno… por ello fue nombrado “mensajero mundial de la paz” de la UNESCO en 1996.

Alguna de sus citas:

“Borra el pasado para no repetirlo, para no tratarte como te trataron ellos; pero no los culpes, porque nadie puede enseñar lo que no sabe, perdónalos y te liberarás de esas cadenas.”

“Perdona a todos y perdónate a ti mismo, no hay liberación más grande que el perdón; no hay nada como vivir sin enemigos. Nada peor para la cabeza, y por lo tanto para el cuerpo, que el miedo, la culpa, el resentimiento y la crítica (agotadora y vana tarea), que te hace juez y cómplice de lo que te disgusta.”

"Llorar por la muerte es faltarle el respeto a la vida".

¿Quién le asesino?, ¿Cuáles fueron los móviles de una acción tan tenebrosa?, hasta el momento no es claro exactamente que pasó y a que obedeció una acción tan confusa como evidentemente planeada. Tal vez difícilmente se sepa, pero es claro que en nuestra América Latina, podrán matar las personas, pero nunca la idea. Nuevamente se va un amigo que nos acompañó tantas veces con su lírica y sus andanzas. Buen Remar Facundo.